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  • Cristina Blanco

GENERA+ION – QUEDARSE ATRÁS

Actualizado: 30 ago 2021

LO QUE PENSÉ MIENTRAS VEÍA ‘GENERA+ION’ (SIN SPOILERS)

 

El emoji de la carita que sonríe mientras se le cae una lágrima es el que mejor imita mi estado de ánimo viendo los últimos minutos de esta serie. Me ha gustado pero… va de una generación que ya no es la mía ¿en qué momento me he hecho tan mayor que la series sobre adolescentes ya no van sobre millenials sino sobre la Generación Z? Es más, ¿cuándo han empezado a hacer bromas sobre lo anticuados que estamos los que nacimos a finales del siglo pasado, en qué momento hemos dejado de ser los más jóvenes del grupo? Y lo que más me preocupa… ¿cuánto queda para que el meme de «Ok, boomer» se convierta en «Ok, millenial»? (Esto ya está pasando en Tick Tock y no me he enterado, ¿verdad?)

Es raro ver una serie de adolescentes sabiendo que tu generación ya no encaja ahí, no sé si es que cuando vi Euphoria estaba todavía en la fase de negación (es probable) o que el hecho de que esta se llame literalmente «Generación» me ha dificultado pasarlo por alto pero cuando en esta serie una chica increpa a un segurata del centro comercial preguntándole por la definición de discapacidad y cómo de problemática es esa palabra para disuadirle de echar a su amiga del baño de minusválidos en el que se ha encerrado para dar a luz me he topado de bruces con la realidad. La distancia entre esos personajes y yo ha aumentado por el simple hecho de que ha pasado el tiempo y ellos son los protagonistas de una realidad que, simplemente, ya no es la mía.


El personaje de Lena Dunham en Girls les decía a sus padres en un desesperado intento porque volviesen a mantenerla económicamente mientras ella terminaba de escribir su libro: «creo que puedo ser la voz de mi generación» y es que cuando el primer capítulo de Girls se estrenó en 2012 esa generación sentía la necesidad de empezar a ser escuchada pero supongo que casi diez años después ya hemos hablado demasiado y toca entregarles el micrófono a los que vienen detrás. Lena Dunham produce esta serie que pretende retratar la idiosincrasia de los más jóvenes (repito: ya no somos nosotros y me está costando asimilarlo), la idea es de Zelda Barnz, una chica que tiene ahora 19 años así que cuando la escribió y la vendió a HBO estaría todavía en el instituto y por su padre Daniel Barnz un consagrado guionista.


¿Cómo tiene que ser escribir una serie basada, en parte, en tus experiencias adolescentes con tu padre? Me intriga saber cómo serían sus reuniones de guion y si discutir algunas de las ideas acabaría con la hija castigada y el padre enterándose de más cosas de las que le gustaría saber. He buscado entrevistas al respecto y he encontrado una en la que Zelda admite: «Al principio, hubo un par de momentos incómodos, era extraño escribir un guion juntos con material explícito” pero luego dice que llegaron a la conclusión de que la honestidad les serviría para trabajar mejor. Que Zelda con 19 años haya

puesto en práctica que enfrentar la verdad siempre es más productivo que dejarte vencer por la vergüenza o el miedo demuestra que me lleva años de ventaja. Y la admiro y envidio por ello. Puede que sea esta la extraña y contradictoria sensación que conecta a diferentes generaciones: Por un lado la envidia de ver que los «más jóvenes» parecen haber automatizado cosas que a los «más viejos» nos ha costado mucho más trabajo llegar a comprender y, por el otro, la admiración al observar que eso les ha dejado el espacio y las energías necesarias para preocuparse por otras coas. Cosas que puede que nos resulten ajenas pero es que es normal que lo sean, tampoco podemos forzar estar a la última de todo, si no queremos dar la misma vergüenza ajena que el Sr. Burns cuando se disfraza de adolescente (¿referencias a los Simpsons también es antiguo, verdad?)

Pero un momento, los millenials todavía tenemos más cosas de las que quejarnos y una de ellas es este recién estrenado sentimiento (para nosotros) de habernos quedado atrás.




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