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  • Cristina Blanco

LA VIRGEN DE AGOSTO – EL LUGAR DEL QUE TODOS SE VAN

EL LUGAR DEL QUE TODOS SE VAN


LO QUE PENSÉ MIENTRAS VEÍA ‘LA VIRGEN DE AGOSTO’ (SIN SPOILERS)

 

Quedarse en un lugar del que todos se van, eso es lo que significa quedarse en Madrid en agosto. La capital se convierte en ese mes en una ciudad inquietantemente vacía que nada tiene que ver con la imagen que tenemos de ella. Madrid en verano se convierte en otra cosa, en un amasijo de calor, verbenas y pisos vacíos, una ciudad suspendida en el tiempo entre la tradición de las fiestas populares y la lánguida espera de que vuelva el frío (o por lo menos septiembre) y sus habitantes regresen de sus vacaciones.


El día que Eva se instala en la casa que le han prestada para los días de agosto, entra en el salón arrastrando la maleta y abre una a una todas las ventanas del salón, dejando pasar la luz y, suponemos, también el calor. A ella no parece molestarla y simplemente se deja caer en el sofá, se desabotona la camisa y no hace nada más.


Ahora que escribo esto me doy cuenta de que hay algo en las secuencias en las que ella está en casa «sin hacer nada» que me ha resultado placenteramente hipnótico. Yo he pasado veranos en Madrid sin aire acondicionado y la última palabra que elegiría para describir la experiencia sería «placentera», la sensación fue más de estar en un lugar que no estaba hecho para los meses de verano. Siendo sincera admito que yo sería como uno de esos personajes secundarios que no paran de quejarse del calor, peleados constantemente con el hecho de estar todo el rato sudados y autoconvenciéndose de que es la sensación térmica, y no su propia actitud, el impedimento para disfrutar de la época estival. Pero Eva parece ajena a este hastío veraniego, ella ha tomado la decisión de quedarse en un lugar del que todo aquel que tiene oportunidad huye, comprometida a «ensayar una nueva manera de estar en el mundo» y, al parecer, la decisión le ha predispuesto a adaptarse sin quejas al ralentizado ritmo del verano y a disfrutar de su falta de expectativas.


«No sé muy bien lo que estoy haciendo, la verdad» le confiesa nerviosa a su vecina en una de esas conversaciones en las que la urgencia por llenar los silencios te lleva a decir cosas sin pensar. Esta falta de filtros la transporta a un espacio en el que puede salirse de lo que se permite ser con el resto del mundo, igual que Madrid en agosto la ayuda a explorar una parte de sí misa (imprevisible e imprecisa) que no puede existir el resto del año. Eva, como su ciudad en verano, está suspendida entre lo que fue en el pasado (una actriz sin mucho éxito) y lo que será en el futuro, a la espera de convertirse en esa otra Eva que todavía no es. ¿Como se llega a ser quién uno es realmente? es una de las preguntas que la película hace a sus personajes mientras pasan una tarde a orillas del Jarama. En una de esas excursiones de un día que preparas con los amigos para «hacer algo diferente» pero acabáis haciendo lo mismo que si os hubieseis quedado en casa: comer y dormir la siesta, pero es agradable tener la opción de meter los pies a remojo en el río y no en la bañera. Cada uno tiene su opinión sobre si lo que vivimos es consecuencia de quienes somos o si, por el contrario, son nuestras experiencias las que nos van moldeando poco a poco. No hay una respuesta clara ni ninguna conclusión aparente en ninguno de los encuentros de los que nos hace testigos la película pero cuando al cabo de las dos horas la pantalla funde a negro me quedé con una sensación de nostalgia porque se hubiese acabado, similar a la añoranza que te invade cuando metes las maletas en el maletero del coche y regresas a casa después de las vacaciones. Una mezcla de tristeza y placer a causa de darte cuenta de que todos esos planes improvisados, encuentros azarosos y paseos sin rumbo forman parte de un espacio de mágica incertidumbre que solo es accesible durante un periodo limitado de tiempo: agosto.


SINOPSIS:

Eva decid quedarse durante agosto en Madrid, todo un acto de fe, para poder ver y sentir las cosas de otra manera y encontrar nuevas oportunidades. En estos días de fiestas veraniegas, Eva descubrirá que todavía tiene tiempo y puede darse una oportunidad.

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